Este insecto hemíptero, de apariencia feroz, se le adjudicó en los años 70 la propiedad de picar a los humanos, lo que implicaba tener relaciones sexuales en las siguientes 24 horas, so pena de morir. El mito se difundió gracias a la carátula de la entonces famosa revista Cromos y su editor de entonces que gustaba de este tipo de temas que creaban controversia y fascinación. La verdad es que el insecto ni siquiera tiene aguijón y lo de salvarse con la actividad sexual no pasa de ser un mito urbano.